domingo, 5 de junio de 2016

La Era De Los Rendimientos Negativos

En Alemania y en Chile algo raro está pasando: los precios de la energía, varios días al año, son negativos, es decir, las compañías pagan a sus clientes para que la consuman. En la comunidad del Euro, en Suecia y Dinamarca, las tasas de interés de sus bancos centrales son negativas, es decir, los bancos comerciales tienen que pagar para tener sus depósitos en los bancos centrales. En Suiza y en Alemania algunas emisiones de bonos de empresas globales han tenido rendimientos negativos, es decir, los inversionistas pagan por prestarles a esos grandes corporativos.
Los rendimientos negativos están por doquier: los actuales precios del acero implican que la siderurgia china no paga ni siquiera sus costos fijos; los precios del petróleo de hace pocas semanas significaban rendimientos negativos para la mayoría de los productores de crudo; el retorno de los fondos de pensiones, los grandes inversionistas del mundo, han sido negativos en varios casos en muchos lugares del mundo, comprometiendo la viabilidad del retiro de millones de personas si dicha tendencia no se revierte pronto.
El retorno negativo sobre los activos no es una anomalía, es un resultado esperado y pronosticado tanto por la economía clásica (Marx por ejemplo), y la neoclásica. Mi maestro Raúl Feliz por ejemplo, suele decir que la economía es una teoría sobre la curvatura, esto es, qué ocurre con la pendiente cuando nos acercamos al máximo: la pendiente disminuye. Los economistas llamaron a éste comportamiento los “rendimientos decrecientes”, lo cual se observa cuando en la función de producción uno de los insumos crece y su producto marginal, lo que añade la última unidad del insumo a la producción, cae.
Al añadir capital a la producción sin que se añada más trabajo, la rentabilidad de ese capital adicional caerá, y puede incluso llegar a cero o ser negativo, como ocurre por ejemplo con los paneles solares en Chile, con la siderurgia en China, con los pozos petroleros del mundo, etc. La conclusión es sencilla: existe un exceso de capital agregado en muchos sectores en el mundo que ha provocado rendimientos no únicamente decrecientes sino negativos incluso.
Las causas pueden ser diversas: una política deliberada de construir un país completo en China ha disparado la capacidad instalada en la siderurgia, y para enfrentar dicha demanda el resto del mundo construyó un exceso de capacidad en el sector de petróleo, etc. Lo cierto es que los rendimientos negativos, no sólo en términos reales, sino incluso nominales, deben de implicar que el rendimiento del capital es negativo y que la inversión nueva en dichos sectores tendrán un rendimiento menor a cero, denotando un exceso de capital respecto del factor trabajo.
¿Cómo resolver el problema del exceso de capital? ¿Cómo hacer que China ya no invierta en más altos hornos? ¿Cómo impedir que se sigan perforando nuevos pozos petroleros? ¿Cómo detener la instalación de paneles de solares adicionales y plantas de energías limpias por todas partes?
Los economistas conocen dos opciones para las preguntas anteriores: la solución del mercado, y la solución del planeador central. La primera se ilustra por ejemplo pensando que si los inversionistas ven que instalar un panel solar más, este panel tendrán un rendimiento negativo, no lo instalará y ubicará sus ahorros en otras inversiones más rentables, como una inversión financiera por ejemplo. Pero si las tasas de interés son negativas, la solución de mercado no funcionará: si el panel solar produce un rendimiento negativo menor a la tasa de interés negativa tendrá sentido poner ese último panel solar.
La solución del planeador central es aún más difícil. Si los planeadores chinos siguen construyendo ciudades nuevas para albergar a los millones de sus ciudadanos que emigran del campo a las ciudades seguirán apilando altos hornos para producir acero más allá de lo que el mundo puede consumir. Si los jerarcas iraníes, alejados del mercado global los últimos diez años, o el tirano de Venezuela no tienen otra forma de generar dólares mas que exportando petróleo incluso aunque los pozos pierdan dinero, seguirán perforando y sacando crudo del subsuelo incluso si los rendimientos son negativos.

Existe sin duda una relación directa entre el retorno del capital y las tasas de interés. El hecho de que en casi todo el mundo la tasa de interés sean negativas, incluso en términos nominales, implica rendimientos negativos del capital producidos quizá no por su ineficiencia, sino por su exceso. ¿Cómo eliminar ese exceso? Desde su destrucción, hasta la promoción de nuevas industrias en donde el capital es escaso la respuesta no es fácil. Nada fácil.

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