domingo, 17 de enero de 2016

¡Que ya se acabe el año por favor!

Este año lleva ni siquiera tres semanas de haber iniciado, y ya están dando ganas de que se termine. El inicio del 2016 ha sido tan infausto que mas hubiera valido que no hubiera empezado e irnos directito al 2017 sin tener que tramitar éste que ha comenzado con muy malos augurios. En Wall Street han sido las peores dos semanas de inicio de año de la historia, y los principales índices del mercado se encuentran ya firmemente en lo que se conoce como “territorio de corrección”, o más de 10% por debajo de sus niveles máximos previos, y si caen más de 20% respecto de su máximo, entraremos en la franja de lo que se conoce como un mercado “bear”, o bajista.
¿Y por qué debería de preocuparnos que Wall Street entre en un mercado “bear”? Porque la estadística al respecto es terrible. No existe conexión de causalidad sólida alguna, pero la estadística es demoledora: desde 1928 a la fecha ha habido 15 mercados “bear”, o digamos 14 si quitamos el crack de 1987 que en un solo día entró en mercado “bear” (cayendo 21% el 19 de octubre de ese año). De esos 14 mercados bajistas, 10 fueron seguidos unos meses después por una recesión económica, incluyendo los dos últimos mercados “bear” de 2000 y 2008.
¿Debemos de alarmarnos? Además de que el barril de la mezcla mexicana de petróleo se encuentra en mínimos de 15 años, y que el peso mexicano se encuentra en sus niveles mínimos históricos contra el dólar y contra el euro ¿las cosas pueden ponerse aún peor?
Revisemos algunos otros indicadores de espanto y veamos luego algunos indicadores que pueden consolarnos para tratar de hacer un balance frío de las perspectivas.
El mercado Chino se ha hecho pedazos, siendo una de las causas que han hundido a los mercados globales, y lo peor es que ni toda la liquidez que han inyectado el gobierno y las empresas de ese país han podido detener la demolición de los valores cotizados en bolsa. ¿Qué tan grave ha sido la masacre? Baste mencionar que el índice de la bolsa de Shangai se encuentra 43.8% por debajo del nivel máximo anterior marcado al año pasado.
Pero si uno ve al índice más importante del mundo: al S&P 500 de la bolsa de Nueva York, la caída es de “tan sólo” 11.7% respecto de su máximo. Pero si vemos con más detalle algo peculiar está ocurriendo: existe un índice que contempla a las 3,000 acciones más importantes de la bolsa de Nueva York, el llamado Rusell 3000, que es más comprensivo que las 500 del S&P 500. Si a ese índice Rusell 3000 le quitamos las 1,000 empresas más grandes y nos quedamos con las 2,000 acciones restantes, tenemos el índice conocido como Rusell 2000, que incluye por construcción las empresas pequeñas y medianas que cotizan en Nueva York. Ese índice al cierre del viernes pasado se encuentra ya en territorio bear, abajo 22.2% respecto de su máximo anterior establecido también en 2015.
En otras palabras, quien está salvando al mercado de capitales del mundo de entrar en mercado “bear” y por tanto de sonar la alarma de una probable recesión, son las acciones de las empresas más grandes del planeta, que no habían caído tan fuerte como el resto, hasta la semana pasada. Otra manera de decirlo es que la acción promedio de los mercados se encuentran ya en territorio bajista, y sólo por el desempeño de las acciones mayores Wall Street no se ha hundido en esa zona de peligro.
¿Existen motivos para el optimismo? Si: primero, la relación entre marcado “bear” y recesión económica es meramente estadística, y no económica. Un mercado “bear” no es una sentencia de muerte para la actual expansión económica, como lo demuestran las 5 veces en que dicha concatenación no ha ocurrido.
Y el segundo motivo de optimismo respecto de la extensión de la expansión económica es la salud de la misma: los indicadores más recientes de empleo en Estados Unidos fueron mucho más sólidos de lo que se pensaba; algunas zonas de Europa, como Alemania, España y Gran Bretaña muestran un desempeño sólido; y si bien China, el epicentro del caos reciente, está creciendo menos, su crecimiento de cerca del 7% no es ninguna recesión que digamos.

¿De qué lado se inclinará el balancín? ¿Del lado de la expansión continuada o del lado de la recesión y el mercado bear? Mi opinión no es muy optimista y creo que los momios son de 60% a la primera y 40% a la segunda. Es decir, los riesgos de una recesión si bien no son mayoritarios, no son menores. Dos factores en particular habremos de sopesar en estos días, y sobre todo en el mercado dólar-peso: la caída del yuan chino, que muestra que las cosas no están como dicen estar; y el regreso de Irán y el petróleo persa a los mercados globales que lo único que necesitan estos días es un proveedor más.

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