sábado, 27 de septiembre de 2014

¿Subir Tasas de Interés? ¿Qué Es Eso?

De muy lejos nos puede llegar el calambre. O de muy cerca. Lo intrincado de este mundo implica que lo que nos marca, lo que nos convulsa el día a día, nos escapa. Que no somos dueños de lo nuestro, que los que estamos aquí somos piezas de algo superior a nosotros. Para bien, y para mal.

La independencia operativa del Banco de México está más allá de toda sospecha. En lo fundamental, el emisor central mexicano tiene una opinión propia la cual ejerce, las más de las veces, con precisión y cuidado. De entre los países llamados emergentes, México cuenta sin duda con uno de los dos o tres mejores bancos centrales. La calidad del Banxico es uno de nuestros activos más importantes.


Pero humildad es menester y la eficiencia de la política pública mexicana y los mercados locales pasa por el reconocimiento de que el banco central que cuenta para nosotros en ocasiones cruciales como la que está por venir, se encuentra más en Washington que en Eje Central y 5 de Mayo.

La Reserva Federal de los Estados Unidos (la Fed), tendrá una reunión de su Comité de Mercados Abiertos esta semana, martes y miércoles, y al salir de su última reunión, emitirá un comunicado en el cual los mercados esperan leer señales precisas sobre cuándo, y qué tanto, se elevarán las tasas de interés de los Estados Unidos.

El dato no es menor. La última vez que la Fed subió tasas de interés fue ya hace más de ocho años. Para ponerlo esquemáticamente: al menos tres generaciones de estudiantes de economía o finanzas (carreras que duran típicamente cinco años), nunca atestiguaron un alza en las tasas de interés en la economía más importante del mundo.

Ya casi lo olvidamos, generaciones enteras de economistas y financieros desconocen lo que es, pero la ley de hierro ineluctable del tiempo que cumple todo plazo podría estar por llegar, y quizá la Fed, animada por datos recientes que muestran que luego de cinco años de penar por el desierto, la economía parece estar ganando tracción, decida dar una señal precisa sobre el cuánto y cuándo de esta elevación de tasas en el corto plazo.

¿Qué va a ocurrir? Difícil saberlo. Los modelos que se enseñan en las escuelas discurren que si la Fed sube las tasas de interés de mismo día, la curva de plazos, es decir, las tasas de interés a distintos vencimientos, deberá de moverse en la misma dirección. Pero eso no es necesariamente lo que ha ocurrido. Ha habido ya varios episodios en los que la Fed ha subido las tasas de corto plazo y la tasa de los plazos largos se han desplomado, produciendo uno de los acertijos más complicados de entender de las finanzas globales.

Más aún, si las tasas de interés de corto plazo de los Estados Unidos se elevan, su efecto se sentirá no únicamente en sus mercados locales, sino que la acción reverberará por muchos rincones del mundo: México incluido.

El talento innegable de los funcionarios del Banco de México no podrán hacer mucho en esta ocasión, salvo quizá modular el impacto y potenciarlo si éste es benéfico.  La Fed de EEUU enfrenta un reto complicado: ¿Cuándo y cuánto subir las tasas de interés para mover la liquidez global hacia una posición neutral, sin arriesgar al mismo tiempo que la aún frágil recuperación de las economías tropiece y caiga de nuevo?

Pero no es la economía lo único que cuenta. En estos cinco años en que dicha instancia ha cojeado,  magra y débil, la ingente liquidez inyectada por los bancos centrales no se ha materializado como inversión en la economía real, sino que se ha concentrado en dos polos: la recompra de acciones por parte de las grandes corporaciones; y la compra de activos financieros por parte del público en general.

Al subir las tasas de interés, la ecuación que determina la distribución de los ahorros entre inversión física, bonos, commodities, acciones y recompra de acciones va a cambiar de manera importante. También cambiará la forma en que vemos el futuro, pues con las tasas de interés de corto plazo en cero el presente no importa y el futuro es barato.

Todo está a punto de cambiar, y los mercados tienen confianza en que la Fed, quien ha capitaneado la economía global con certeza en estos últimos cinco años de turbulencia, volverá a mostrar su talento y oportunidad. El Banco de México por supuesta estará atento, y consciente como es del potencial de su vecino, deberá de monitorear con cuidado hacia dónde se mueven las corrientes cruzadas que provocará la primera alza en las tasas de interés después de ocho años de bajas y estancamientos de las mismas. No va a ser algo fácil.



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