sábado, 21 de julio de 2012

Crisis Española: La Vida Inútil de Florentino Pérez

La vida es una alegoría, un palimpsesto de una historia chafa escrita por un demiurgo desconocido. El Gabo lo dijo una vez de manera inigualable: “la vida se parece tanto a la mala literatura”.

En este blog, en conversaciones con amigos, en mi libro, discutí en los últimos años sobre el triste destino que le esperaba España. No es que sea adivino, nadie lo es, sino que la mezcla de endeudamiento irresponsable, altanería colectiva, ceguera nacional y borrachera de exceso de liquidez la vivimos tantas veces aquí en México en el pasado, que cualquiera que comparara la historia económica de los dos países sabía ya desde hace tiempo como acabaría esa irresponsable embriaguez crediticia que infló durante varias décadas a España: con una catástrofe económica primero, y humanitaria al final.


“La vida inútil de Pito Pérez” es una novela picaresca tardía, escrita por el mexicano José Rubén Romero, originario de Cotija, Michoacán, de tristes ecos Macialmacelianos. Plagio de una breve reseña publicada en internet las costumbres del pícaro Pito Pérez

"viviendo de lo ajeno, no robado sino más bien prestado, como él dice, ganado de una manera tenaz e inteligente."


Tal descripción del pícaro mexicano sirve para describir a su tocayo de apellido, y figura emblemática del ascenso, inflamiento y caída del capitalismo español, el Ser Superior, el desinflado Florentino Pérez.

El gran público conoce a Florentino Pérez por el palco que ocupa en el Santiago Bernabeu; el del Presidente del Real Madrid, pero durante muchos años, y hasta hace unos meses que su imperio se comenzó a desmoronar como castillo de naipes, los mercados lo conocían como el aparente genio detrás de una de las grandes compañías de España: la antes venerada y ahora vapuleada ACS.

Este semana, y curiosamente de manera marginal, sólo reporteada por dos de los mejores diarios financieros de España, El Confidencial y El Economista, un clavo fue puesto sobre el ataúd de la leyenda de Florentino Pérez: el banco francés Societé Generale vendió a varios grupos de inversionistas no identificados, un 5% de las acciones de la eléctrica vasca Iberdrola que habían sido pignoradas a su favor a cambio del refinanciamiento de un infame crédito que Florentino Pérez negoció para que ACS comprara (con dinero “no robado sino más bien prestado”) hasta un 14.5% de la eléctrica en los años en que el dinero brotaba en los árboles en España.

Cuando el dinero sobra y los mercados van al alza, todos somos unos genios, y el capitalismo español y Florentino Pérez, vivieron en los últimos veinte años una borrachera espectacular, la del exceso de liquidez. Al converger sus tasas de interés a las alemanas debido al espejismo creado por la unión monetaria, los grandes corporativos españoles usaron el dinero que los bancos franceses y alemanes les regalaban a manos llenas para comprar compañías a lo largo y ancho del mundo, con especial énfasis en América Latina, en donde las peninsulares, forradas de billetes prestados, compraron a precios disparados todo lo que encontraron a su paso.

Pero quizá la danza más orgiástica y promiscua se dio en la metrópoli misma: empresarios súbitos que de la nada compraban corporaciones legendarias; pequeñas empresas que con dinero prestado compraban presas de mayor calado y se convertían de un día a otro en colosos globales; bancos salidos de oscuros rincones regionales que con dinero de otros engulleron primero uno, luego otro luego decenas de bancos hasta convertirse en potencias de su sector; emprendedores que se iban a dormir modestos y se levantaban en la mañana potentados por virtud del crédito fácil y seductor.

Nadie dominó ese arte de hacer trucos, compras y adquisiciones con dinero ajeno que Florentino Pérez. Manejando la fortuna de los Albertos y los Marsan, con un récord aparentemente impávido, Florentino convirtió a ACS en quizá la constructora más admirada y reputada del mundo. Su toque era excelso, mejor que el de los delanteros galácticos de su equipo, el Real Madrid.

Pero había un problema, casi todo lo hizo de prestado.

Cuando esta semana la Societé Generale vendió 5% del 8.2% que Florentino tuvo que ceder a cambio de la negociación del crédito con el cual el empresario quiso hacerse del control de Iberdrola, una página emblemática de la borrachera española se cerraba.

Florentino Pérez, capitán del buque ACS, llevó a cabo la expansión del conglomerado pidiendo prestado para comprar una compañía tras otra. Eso lo retrata. A diferencia de Carlos Slim, Pérez no era un empresario, sino un especulador: se endeudaba para comprar activos que el confiaba que le generarían el efectivo para repagar sus deudas. Todo iba bien, hasta que el efectivo dejó de fluir y Florentino tuvo que pagar las deudas.

Acostumbrado como el Real Madrid, no a ganar, sino a avasallar, Florentino conoció pocas derrotas. Pero cuando quiso expugnar los muros de la vasca Iberdrola, la leyenda mostró sus flancos débiles. Florentino Pérez pidió a sus banqueros, a los cuales invitaba al Palco del Presidente en el Santiago Bernabeu, dinero para adquirir el 14.5% de la eléctrica. Eran los días del dinero a pasto y tasas bajas, y los banqueros le extendieron un cheque generoso.

Cuando Florentino entra al capital de Iberdrola, el Consejo de la eléctrica inicia una prolongada batalla por evitar que el pirata de ACS se hiciera con el control de la compañía. La lucha por el poder fue cruenta, y la prensa financiera española siguió la saga con un interés y una dedicación casi literarias.


Pero de repente las cosas comenzaron a fallar, y las acciones de Iberdrola comenzaron a caer y a caer. Cuando los bancos se dieron cuenta que lo que Florentino había comprado con su dinero valía menos de lo que había pagado inicialmente, le empezaron a pedir garantías para que respaldara los préstamos, hasta que Florentino, tragándose su orgullo imperial, fue primero forzado a vender con severas pérdidas el 3% de Iberdrola, y luego cediendo a Societé General el 8.2%, ha perdido ya un 5% adicional.

El Rey Florentino, la rutilante estrella del apalancadísimo medio empresarial español, ha sufrido una derrota humillante en la batalla que más quiso ganar; el sitio de Iberdrola, y ahora tiene una participación no superior al 2%, que está incluso a punto de perder.

Si la vida se parece tanto a la mala literatura, según el Gabo, los entretelones corporativos se parecen tanto a las series norteamericanas, aunque a decir verdad, ni “Dallas” ni “Mad Men” tuvieron nunca la intensidad que el financiero Florentino Pérez, daba a sus asaltos corporativos.

La debacle de Florentino y la postración de ACS no son una mera anécdota, sino que ejemplifican, como ninguno otro caso, el exceso de deuda con el cual España se emborrachó por tantos años, y que ahora tiene que pagar, a como de lugar.