lunes, 28 de septiembre de 2009

¡Dios Mío! ¿Qué Vamos a Hacer Sin Juanito?


¿Y ahora a quién va a alabar hasta que la baba se le caiga el insigne Ciro Gómez Leyva? ¿Quién le va a hacer la competencia en Televisa y TV Azteca a Enrique Peña Nieto? ¿De qué van a vivir de aquí en adelante Carlos Marín y los milenaristas? ¿Qué va hacer el PRD de Iztapalapa con sus cañones preparados y sus mastines listos para morder?

¿A quién va a elevar insignes y gloriosos himnos el inmaculado panista, Alex Lora?

¿Por qué, por qué, por qué?

¿Por qué se va Juanito?

domingo, 27 de septiembre de 2009

El dólar es el nuevo peso, dicen traders de divisas

Por décadas, el yen ha estado tan barato, con tasas de interés mínimas, que los grandes bancos y especuladores han acuñado un término ya de uso común: el "carry trade". Esto significa básicamente endeudarse en baratísimos yenes, e invertir en activos de otras monedas beneficiándose del diferencial.

Pues bien, el dólar está tan barato y las tasas de EEUU tan bajas, que muchos están mudando el carry-trade de Japón a Wall Street, lo que ha provocado que muchos digan que el dólar es el nuevo yen.



Esta nota en CNBC sin embargo, esta retesimpática, y dice que no, que el dólar no es el nuevo yen, sino el nuevo peso, de tan poca credibilidad que tendrá en los mercados esta política de expansión fiscal inyectada para salvar a la economía de una gran depresión.

La nota es muy buena, así que la transcribo íntegra:

The falling US dollar is expected to get even weaker, moving to the center of a carry trade and encouraging global investors to borrow more dollars to fund higher-yielding currencies and assets. Is this necessarily a bad thing and does this mean the dollar will become the new yen? Peter Schiff, president of Euro Pacific Capital, shared his thoughts.

“I don’t know when [the dollar] is going to strengthen,” Schiff told CNBC. “The dollar isn’t the new yen, it’s unfortunately the new peso.”

Schiff said the yen carry trade is over and the new Japanese government is even talking about the benefits of a stronger yen for the domestic economy.

“The yen has gone a lot higher but the dollar is going to go a lot lower, which makes it ideal,” said Schiff. “Not only can you borrow dollars for very cheap and earn to carry by investing in higher yielding assets, but the dollar is going to fall sharply. So anyone who puts on the carry trade is going to make a ton of money.”

Schiff said the Federal Reserve will soon run into the dilemma of either having to supply the carry traders with an endless amount of cheap dollars or put a halt to the carry trade and aggressively raise interest rates, which will “bring on a much more severe recession than anything we’ve experienced so far.”

Meanwhile, Schiff said he owns the Australian and Canadian dollars as well as the Japanese yen.

“I own a lot of Japanese yen—I think it’s breaking out and the chart looks fantastic,” he said.

“I wouldn’t be looking at any pullbacks from these currencies. There’s a much better chance that the dollar drops through a trap door…I’ve been shorting the dollar for years. I do it because I own foreign currencies, precious metals, and foreign stocks.”

Schiff added that we’re still early in this bull market on gold.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Zapatero Sube Impuestos En España: La Reacción De "El País"

Importando la lógica inversa de Mexico, el gobierno español de José Luis Rodriguez Zapaterao acaba de anunciar un aumento de impuestos, y un recorte del gasto. Les dejo aquí la liga a este excelente artículo de Miguel Jiménez en "EL País"

Jean Baptiste Colbert, estadista francés del siglo XVII, decía que el arte de la tributación consiste en desplumar al ganso para obtener la mayor cantidad de plumas con el menor número posible de graznidos. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con sus mensajes casi siempre confusos y con frecuencia contradictorios, ha logrado un tremendo estruendo antes de arrancar una sola pluma. La insistencia de Zapatero en que serían las rentas altas las que cargasen con el grueso del esfuerzo de la subida de impuestos hizo pensar a muchos que el presidente aún sacaría un ganso, perdón, un conejo de la chistera.

Pero lo cierto es que el hecho de que la subida del tipo impositivo de las rentas de capital sea mayor (del 18% al 21%) a partir de los 6.000 euros no altera la conclusión de que serán las clases medias (mileuristas y dosmileuristas, principalmente) las que soporten el grueso de la subida fiscal, por más que el Gobierno insista en negar la evidencia. La ceremonia de la confusión ha llegado hasta el último minuto. En el Presupuesto "no se gravan más las rentas del trabajo", ha dicho la vicepresidenta primera minutos antes de que la vicepresidenta segunda anunciase la subida de impuestos para las rentas del trabajo.

Porque la deducción de los 400 euros en el Impuesto sobre las rentas de las personas Físicas que se suprime beneficiaba, básicamente, a las rentas del trabajo. Cabe opinar si el equívoco (o engaño) es más grave si es intencionado o si es fruto de la ignorancia. Pero parece claro que el Gobierno está dispuesto a insistir en el mismo.

El portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, aseguró hace unas semanas que la subida de impuestos "no va a afectar negativamente a las clases medias y a las rentas bajas". Pero de la subida del IVA (a aplicar a partir del 1 de julio) sólo se libran pan, leche, queso, fruta, huevos, hortalizas, los libros, periódicos, medicamentos y viviendas de protección oficial. Vaya que salvo a eremitas vegetarianos entregados a la lectura, la subida afectará a todos, tengan rentas altas o bajas. Y como ya se ha dicho, la supresión de la deducción de los 400 euros recaerá en su mayor parte en las clases medias.

En realidad, la deducción de 400 euros ha tenido el mérito de ser una medida que recibió tantas críticas o más cuando supuso una rebaja fiscal que ahora, que implica una subida de impuestos. Y es que, sin llegar a los extremos de Rajoy, que llegó a decir que era la mayor injusticia social que había visto en su vida (¿en qué mundo vive este señor?), probablemente fue un error su introducción indiscriminada y probablemente sea un error su retirada actual. Salgado dijo hace unos días que la gran mayoría de impuestos se quedarán como están. Vaya, que tras el aumento de los impuestos especiales (que quizá vuelvan a subir en plan sostenible) el Gobierno sólo ha decidido cambiar el IRPF, el IVA y, en este caso con un retoque a la baja, el de Sociedades.

Eso, sí, tranquilos, el Gobierno no va tocar los demás (¿cuáles?). En lo que dura un vuelo de Pittsburgh a Madrid, el presidente del Gobierno ha pasado de proclamar que el mayor error sería una retirada prematura de los estímulos fiscales a aprobar la mayor subida de impuestos de la Democracia. Una subida que iba a ser "limitada y/o temporal", pero que se ha convertido en récord e indefinida. Bueno, récord sobre el papel, porque también los hay que dudan de la eficacia de la medida. Solchaga, por ejemplo, lo que piensa es que el ganso está tan anémico que ha perdido ya buena parte de las plumas y que, ni siquiera provocando un graznido tras otro el Gobierno va a lograr recaudar lo que pretende. El Gobierno tampoco ha estado muy fino cuantificando la subida de impuestos. Un aumento de la presión fiscal por debajo del 1,5% del PIB. Rajoy, esta vez sí, reaccionó rápido y lo puso en cifras: "una subida de impuestos de 15.000 millones".

A lo que el presidente no replicó. Nadie del entorno del Gobierno se atrevía a contradecir la interpretación generalizada sugerida por el jefe. Ahora resulta que el Gobierno cifra la subida de impuestos en 6.500 millones de euros, pero los graznidos ya llevan tiempo resonando. A la luz de lo aprobado, las declaraciones públicas de algunos miembros del Ejecutivo han estado tan cerca del absurdo que más que a los gansos de Colbert recuerdan a cuando, en Sopa de ganso, la película de los hermanos Marx, un ministro de Libertonia reclamaba a Groucho Marx, presidente accidental, una subida de impuestos. Aún hay quienes sostienen que el cruce de declaraciones, las contradicciones entre los ministros y la dosificación de la información sobre los ajustes fiscales obedecen a una inteligente estrategia preconcebida. Lo que pasa es que la gente se empeña en no entender que bajar los impuestos es de izquierdas, pero subirlos también, que las rebajas fiscales son buenas para las familias, pero las subidas de impuestos también son para beneficiar a los trabajadores. Como diría Groucho Marx en la citada película: "Claro que lo entiendo, incluso un niño de cuatro años podría entenderlo. ¡Que traigan a un niño de cuatro años!"

viernes, 25 de septiembre de 2009

Mañana En El MIDE

Pos resulta que voy a entrar como bateador emergente por mi estimado y lesionado Samuel García en esta conferencia en el MIDE (Gerardo Esquivel va a estar también, pero a esa hora tengo una chamba y no puedo estar)

Ojalá puedan ir, allá nos vemos


martes, 22 de septiembre de 2009

¿Cómo pudieron equivocarse tanto los economistas?

Les dejo esta invaluable columna de Paul Krugman, publicada en el NYT originalmente, y traducida por El País.

I. CONFUNDIENDO LA BELLEZA CON LA VERDAD

Es difícil creerlo ahora, pero no hace tanto tiempo los economistas se felicitaban mutuamente por el éxito de su especialidad. Estos éxitos -o al menos así lo creían ellos- eran tanto teóricos como prácticos y conducían a la profesión a su edad dorada.

En el aspecto teórico, creían que habían resuelto sus disputas internas. Así, en un trabajo titulado The State of Macro (es decir, de la macroeconomía, el estudio de cuestiones panorámicas como lo son las recesiones), Olivier Blanchard, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), actualmente economista jefe del Fondo Monetario Internacional, declaraba que había habido "una amplia convergencia de puntos de vista".

Y en el mundo real, los economistas creían que tenían las cosas bajo control: "El problema central de la prevención de la depresión está resuelto", declaraba Robert Lucas, de la Universidad de Chicago, en su discurso inaugural como presidente de la American Economic Association en 2003. En 2004, Ben Bernanke, un antiguo profesor en Princeton que ahora preside la Reserva Federal, celebraba la Gran Moderación del comportamiento económico comparado con las dos décadas precedentes, y que atribuía en parte al mejorado desempeño de la política económica.

El año pasado, todo esto se vino abajo.



En el despertar de la crisis, las líneas de falla de la profesión de economista han bostezado con más amplitud que nunca. Lucas dice que los planes de estímulo de la Administración de Obama son "economía de baratija" y su colega de Chicago John Cochrane dice que están basados en desacreditados "cuentos de hadas". Como respuesta, Brad DeLong, de la Universidad de California en Berkeley, escribe sobre el "derrumbe intelectual" de la Escuela de Chicago, y yo mismo he escrito que estos comentarios de los economistas de Chicago son el producto de una Edad Oscura de la macroeconomía, donde el conocimiento tan arduamente conseguido ha quedado olvidado.

¿Qué le ha sucedido a la profesión de economista? ¿Y adónde va a partir de ahora?

II. DE SMITH A KEYNES Y VUELTA ATRÁS
El nacimiento de la economía como disciplina se atribuye habitualmente a Adam Smith, quien publicó La Riqueza de las Naciones en 1776. Durante los siguientes 160 años se desarrolló un extenso cuerpo de economía teórica, cuyo mensaje central era: confía en el mercado. Ésta era la presunción básica de la economía neoclásica (llamada así al haber sido elaborada por los teóricos de finales del siglo XIX sobre conceptos de sus predecesores clásicos).

Esta fe, sin embargo, quedó hecha pedazos por la Gran Depresión. Con el tiempo, la mayoría de los economistas sustentó las consideraciones de John Maynard Keynes tanto acerca de la explicación de lo que había pasado como de la solución de futuras depresiones.

A pesar de lo que usted haya podido oír, Keynes no quería que el gobierno dirigiera la economía. En su obra capital, Teoría general del empleo, el interés y el dinero, escrita en 1936, él mismo describió su análisis como "moderadamente conservador en sus repercusiones". Quería organizar el capitalismo, no reemplazarlo. Pero cuestionó la noción de que las economías de libre mercado puedan funcionar sin un vigilante. Y apeló a la activa intervención del gobierno -imprimiendo más moneda y, si fuera necesario, con un fuerte gasto en obras públicas- para combatir el desempleo durante las depresiones.

La historia de la economía a lo largo del último medio siglo es, en gran medida, la historia de una retirada del keynesianismo y de un retorno al neoclasicismo. El renacer neoclásico fue guiado inicialmente por Milton Friedman, de la Universidad de Chicago, quien afirmó ya en 1953 que la economía neoclásica sirve adecuadamente como descripción del modo en que la economía funciona realmente, al ser "extremadamente fructífera y merecedora de plena confianza". Pero ¿qué hay de las depresiones?

El contraataque de Friedman contra Keynes comenzó con la doctrina conocida como monetarismo. Los monetaristas, en principio, no discrepaban de la idea de que una economía de mercado necesite una deliberada estabilización. Los monetaristas afirmaban, sin embargo, que una intervención gubernamental muy limitada y restringida -a saber, instruir a los bancos centrales a mantener el flujo del dinero, la suma del efectivo circulante y los depósitos bancarios creciendo a ritmo estable- es todo lo que se requería para prevenir depresiones.

Friedman empleó un argumento convincente contra cualquier esfuerzo deliberado del gobierno por reducir el desempleo por debajo de su nivel natural (actualmente calculado en torno al 4,8% en Estados Unidos): las políticas excesivamente expansionistas, predijo, llevarían a una combinación de inflación y alto desempleo; una predicción que fue confirmada por la estanflación de los años setenta, la cual impulsó en gran medida la credibilidad del movimiento antikeynesiano. A la postre, sin embargo, la posición de Friedman vino a resultar relativamente moderada comparada con la de sus sucesores.

Por su parte, ciertos macroeconomistas consideraban que las recesiones eran algo bueno que formaba parte del ajuste al cambio de una economía. E incluso quienes no eran partidarios de llegar tan lejos argüían que cualquier intento de enfrentarse a una depresión económica provocaría más mal que bien.

Muchos macroeconomistas llegaron a autoproclamarse como neokeynesianos, ya que seguían creyendo en el papel activo del gobierno. Aun así, la mayoría aceptaba la noción de que inversores y consumidores son racionales y que los mercados por lo general lo hacen bien.

Por supuesto que unos pocos economistas no aceptaban la asunción del comportamiento racional, cuestionaban la creencia de que los mercados financieros merecen confianza y hacían ver la larga historia de crisis financieras que tuvieron devastadoras consecuencias económicas. Pero eran incapaces de hacer muchos progresos frente a una complacencia que, vista retrospectivamente, era tan omnipresente como insensata.

III. FINANZAS DE CASINO
En los años treinta, los mercados financieros, por razones obvias, no suscitaron mucho respeto. Keynes consideró que era una mala idea la de dejar a semejantes mercados, en los que los especuladores pasaban su tiempo tratando de pisarse la cola el uno al otro, que dictaran decisiones importantes de negocios: "Cuando el desarrollo del capital de un país se convierte en un subproducto de las actividades de un casino, es muy probable que el trabajo resulte mal hecho".

Hacia 1970 más o menos, sin embargo, la discusión sobre la irracionalidad del inversor, sobre las burbujas, sobre la especulación destructiva, había desaparecido virtualmente del discurso académico. El terreno estaba dominado por la hipótesis del mercado eficiente, promulgada por Eugene Fama, de la Universidad de Chicago, la cual sostiene que los mercados financieros valoran los activos en su preciso valor intrínseco si se da toda la información públicamente disponible.

Y por los años ochenta, hubo economistas financieros, en particular Michael Jensen, de la Harvard Business School, que defendían que, dado que los mercados financieros siempre aciertan con los precios, lo mejor que pueden hacer los jefes de las empresas, no sólo en su provecho sino en beneficio de la economía, es maximizar los precios de sus acciones. En otras palabras, los economistas financieros creían que debemos poner el desarrollo del capital de la nación en manos de lo que Keynes había llamado un "casino".

El modelo teórico desplegado por los economistas financieros al asumir que cada inversor equilibra racionalmente riesgo y recompensa -el llamado Capital Asset Pricing Model, o CAPM (pronúnciese cap-em)- es maravillosamente elegante. Y si uno acepta sus premisas también es algo sumamente útil. Este CAPM no sólo te dice cómo debes elegir tu cartera de inversiones, sino, lo que es incluso más importante desde el punto de vista de la industria financiera, te dice cómo poner precio a los derivados financieros. La elegancia y aparente utilidad de la nueva teoría produjo una sucesión de premios Nobel para sus creadores, y muchos profesores de escuelas de negocios se convirtieron en ingenieros espaciales de Wall Street, ganando salarios de Wall Street.

Para ser justos, los teóricos de las finanzas produjeron gran cantidad de pruebas estadísticas, lo que en un principio pareció de gran ayuda. Pero esta documentación era de un formato extrañamente limitado. Los economistas financieros rara vez hacían la pregunta aparentemente obvia (aunque no de fácil contestación) de si los precios de los activos tenían sentido habida cuenta de fundamentos del mundo real, tales como los ingresos. En lugar de ello, sólo preguntaban si los precios de los activos tenían sentido habida cuenta de los precios de otros activos.

Pero los teóricos de las finanzas continuaron creyendo que sus modelos eran esencialmente correctos, y así lo hizo también mucha gente que tomaba decisiones en el mundo real. No fue el menos importante de ellos Alan Greenspan, quien era entonces el presidente de la Reserva Federal y que durante mucho tiempo respaldó la desregulación fiscal, cuyo rechazo a los avisos de poner freno a los créditos subprime o de enfrentarse a la creciente burbuja inmobiliaria descansaban en buena parte en la creencia de que la economía financiera moderna lo tenía todo bajo control.

En octubre del pasado año, sin embargo, Greenspan admitió encontrarse en un estado de "conmocionada incredulidad", debido a que "todo el edificio intelectual" se había "derrumbado".

IV. NADIE PODÍA HABERLO PREDICHO...
En los recientes y atribulados debates sobre economía se ha generalizado una frase clave: "Nadie podía haberlo predicho...". Es lo que uno dice con relación a desastres que podían haber sido predichos, debieran haber sido predichos y que realmente fueron predichos por unos pocos economistas que fueron tomados a broma por tomarse tal molestia.

Tomemos, por ejemplo, el precipitado auge y caída de los precios de la vivienda. Algunos economistas, en particular Robert Shiller, identificaron la burbuja y avisaron de sus dolorosas consecuencias si llegaba a reventar. Pero, aún en 2004, Alan Greenspan descartó hablar de burbuja inmobiliaria: "Una grave distorsión nacional de precios", declaró, era "muy improbable". El incremento en el precio de la vivienda, dijo Ben Bernanke en 2005, "en gran medida es el reflejo de unos fuertes fundamentos económicos".

¿Cómo no se dieron cuenta de la burbuja? Para ser justo, los tipos de interés eran inusualmente bajos, lo que posiblemente explica parte del alza de precios. Puede ser que Greenspan y Bernanke también quisieran celebrar el éxito de la Reserva Federal en sacar a la economía de la recesión de 2001; conceder que buena parte de tal éxito se basara en la creación de una monstruosa burbuja debiera haber puesto algo de sordina a esos festejos.

Pero había algo que estaba sucediendo: una creencia general de que las burbujas sencillamente no tienen lugar. Lo que llama la atención, cuando uno vuelve a leer las garantías de Greenspan, es que no estaban basadas en la evidencia, sino que estaban basadas en el aserto apriorístico de que simplemente no puede haber una burbuja en el sector inmobiliario.

Y los teóricos de las finanzas eran todavía más inflexibles en este punto. En una entrevista realizada en 2007, Eugene Fama, padre de la hipótesis del mercado eficiente, declaró que "la palabra burbuja me saca de quicio" y continuó explicando por qué podemos fiarnos del mercado inmobiliario: "Los mercados inmobiliarios son menos líquidos, pero la gente es muy cuidadosa cuando compra casas. Se trata normalmente de la mayor inversión que van a hacer, de manera que estudian el asunto con cuidado y comparan precios".

De hecho, los compradores de casas comparan concienzudamente el precio de su compra potencial con los precios de otras casas. Pero eso no dice nada sobre si el precio en general de las casas está justificado.

En pocas palabras, la fe en los mercados financieros eficientes cegó a muchos, si no a la mayoría, de los economistas ante la aparición de la mayor burbuja financiera de la historia. Y la teoría del mercado eficiente también desempeñó un significante papel en inflar esa burbuja hasta ese primer puesto.

Ahora que ha quedado al descubierto la verdadera peligrosidad de los activos supuestamente seguros, las familias de Estados Unidos han visto evaporarse su dinero por valor de 13 billones de dólares. Se han perdido más de 6 millones de puestos de trabajo y el índice de desempleo alcanza su más alto nivel desde 1940. Así que ¿qué orientación tiene que ofrecer la economía moderna ante el presente aprieto? ¿Y deberíamos fiarnos de ella?

V. LA PELEA POR EL ESTÍMULO
Durante una recesión normal, la Reserva Federal responde comprando Letras del Tesoro -deuda pública a corto plazo- de los bancos. Esto hace bajar los tipos de interés de la deuda pública; los inversores, al buscar un tipo de rendimiento más alto, se mueven hacia otros activos, haciendo que bajen también otros tipos de interés; y normalmente esos bajos tipos de interés finalmente conducen a la recuperación económica. La Reserva Federal abordó la recesión que comenzó en 1990 bajando los tipos de interés a corto plazo del 9% al 3%. Abordó la recesión que comenzó en 2001 bajando los tipos de interés del 6,5% al 1%. E intentó abordar la actual recesión bajando los tipos de interés del 5,25% al 0%.

Pero resultó que el cero no es lo suficientemente bajo como para acabar con esta recesión. Y la Reserva Federal no puede poner los tipos a menos de cero, ya que con tipos próximos al cero los inversores sencillamente prefieren acaparar efectivo en lugar de prestarlo. De tal modo que a finales de 2008, con los tipos de interés básicamente en lo que los macroeconomistas llaman zero lower bound, o límite inferior cero, como quiera que la recesión continuaba ahondándose, la política monetaria convencional había perdido toda su fuerza de tracción.

¿Y ahora qué? Ésta es la segunda vez que Estados Unidos se ha tenido que enfrentar al límite inferior cero, habiendo sido la Gran Depresión la ocasión precedente. Y fue precisamente la observación de que hay un límite inferior a los tipos de interés lo que llevó a Keynes a abogar por un mayor gasto público: cuando la política monetaria es infructuosa y el sector privado no puede ser persuadido para que gaste más, el sector público tiene que ocupar su lugar en el sostenimiento de la economía. El estímulo fiscal es la respuesta keynesiana al tipo de situación económica depresiva en la que estamos inmersos.

Tal pensamiento keynesiano subyace en las políticas económicas de la Administración de Obama. John Cochrane, de la Universidad de Chicago, indignado ante la idea de que el gasto gubernamental pudiera mitigar la última recesión, declaró: "Eso no forma parte de lo que todos hemos enseñado a los estudiantes graduados desde los años sesenta. Ésas (las ideas keynesianas) son cuentos de hadas que han demostrado ser falsas. Es muy reconfortante en los momentos de tensión volver a los cuentos de hadas que escuchamos de niños, pero eso no los hace menos falsos".

Pero como ha señalado Brad DeLong, la actual postura académica viene también siendo de generalizado rechazo a las ideas de Milton Friedman. Friedman creía que la política de la Reserva Federal, más que para cambios en el gasto público, debía ser utilizada para estabilizar la economía, pero nunca afirmó que un aumento del gasto público no puede, en cualesquiera circunstancias, aumentar el empleo. De hecho, al volver a leer el sumario de las ideas de Friedman de 1970, Un marco teórico del análisis monetario, lo que llama la atención es lo keynesiano que parece.

Y ciertamente Friedman nunca se creyó la idea de que el paro masivo represente una voluntaria reducción del esfuerzo de trabajo o la idea de que las recesiones en realidad sean buenas para la economía. Sin embargo, Casey Mulligan, también de Chicago, sugiere que el desempleo es tan elevado porque muchos trabajadores están optando por no aceptar trabajos.

Ha sugerido, en particular, que los trabajadores están prefiriendo seguir desempleados porque ello mejora sus probabilidades de recibir ayudas a sus deudas hipotecarias. Y Cochrane declara que el alto desempleo en realidad es bueno: "Debiéramos tener una recesión. La gente que pasa su vida machacando clavos en Nevada necesita algo distinto que hacer".

Personalmente, pienso que eso es una locura. ¿Por qué debería el desempleo masivo en todo el país hacer que los carpinteros se fueran de Nevada? ¿Puede alguien alegar seriamente que hemos perdido 6,7 millones de puestos de trabajo porque hay pocos estadounidenses que quieran trabajar? Claro que si empiezas por asumir que la gente es perfectamente racional y los mercados perfectamente eficientes, tienes que llegar a la conclusión de que el desempleo es voluntario y la recesión es deseable.

VI. DEFECTOS Y FRICCIONES
La economía, como disciplina, se ha visto en dificultades debido a que los economistas fueron seducidos por la visión de un sistema de mercado perfecto y sin fricciones. Si la profesión ha de redimirse a sí misma tendrá que reconciliarse con una visión menos seductora, la de una economía de mercado que tiene unas cuantas virtudes pero que está también saturada de defectos y de fricciones.

Existe ya un modelo bastante bien desarrollado del tipo de economía que tengo en mente: la escuela de pensamiento conocida como finanzas conductuales. Quienes practican este planteamiento ponen el énfasis en dos cosas. Primero, en el mundo real hay muchos inversores que tienen un escaso parecido con los fríos calculadores de la teoría del mercado eficiente: casi todos están demasiado sometidos al comportamiento de la manada, a ataques de entusiasmo irracional y de pánicos injustificados. Segundo, incluso aquellos que tratan de basar sus decisiones en el frío cálculo se encuentran con que a menudo no pueden, que los problemas de confianza, de credibilidad y de garantías limitadas les fuerzan a ir con la manada.

Entretanto ¿qué ocurre con la macroeconomía? Los acontecimientos recientes han refutado de manera decisiva la idea de que las recesiones son una óptima respuesta a las fluctuaciones en los índices del progreso tecnológico; un punto de vista más o menos keynesiano es la única alternativa plausible. Pero los modelos del neokeynesianismo estándar no dejan espacio para una crisis como la que estamos padeciendo, ya que esos modelos generalmente aceptaron el punto de vista del sector financiero sobre el mercado eficiente.

Una línea de trabajo, encabezada por nada menos que Ben Bernanke en colaboración con Marc Gertler, de la Universidad de Nueva York, ha puesto el acento en el modo en el que la carencia de garantías suficientes puede dificultar la capacidad de los negocios para recabar fondos y forjar oportunidades de inversión. Una línea de trabajo similar, en gran parte establecida por mi colega de Princeton Nobuhiro Kiyotaki y por John Moore, de la London School of Economics, sostenía que los precios de activos tales como las propiedades inmobiliarias pueden sufrir desplomes de los que salen fortalecidos pero que, a cambio, deprimen a la economía en su conjunto. Pero hasta ahora el impacto de las finanzas disfuncionales no ha llegado ni siquiera al núcleo de la economía keynesiana. Claramente, eso tiene que cambiar.

VII. RECUPERANDO A KEYNES
Así que esto es lo que pienso que tienen que hacer los economistas. Primero, tienen que enfrentarse a la incómoda realidad de que los mercados financieros distan mucho de la perfección, de que están sometidos a falsas ilusiones extraordinarias y a las locuras de mucha gente. Segundo, tienen que admitir que la economía keynesiana sigue siendo el mejor armazón que tenemos para dar sentido a las recesiones y las depresiones. Tercero, tienen que hacer todo lo posible para incorporar las realidades de las finanzas a la macroeconomía.

Al replantearse sus propios fundamentos, la imagen que emerge ante la profesión puede que no sea tan clara; seguramente no será nítida, pero podemos esperar que tenga al menos la virtud de ser parcialmente acertada.

Paul Krugman es profesor de Economía en la Universidad de Princeton y premio Nobel de Economía 2008. © 2009 New York Times Service. Traducción de Juan Ramón Azaola.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Para El Héroe del Metro Balderas

¿Qué significa que podamos ver en todas partes, en internet o en televisión, el asesinato de un hombre en el Metro Balderas?

De la perturbación de ver esas brutales muertes en un lugar tan familiar para todos, el Metro Balderas, lo más pesado es ver el instante justo en que Esteban Cervantes Delgado es asesinado luego de una increíble, inexplicable y arrojada lucha contra su asesino.

Todos conocemos el sentimiento de estar en una hora como esa en el transbordo de Balderas en Línea 3, así que ver las imágenes nos reproducen ese momento tan común. Ver los dos asesinatos en video producen una cruda reacción de angustia y espanto.



No hay que hacer hipótesis: la matanza de Balderas es una cuenta en el largo rosario de eventos que se han desencadenado como consecuencia de ésta, la peor crisis económica de la historia. No es necesario buscar ligas directas, es el aire mismo de esta depresión económica lo que envuelve a esta cadena de explosiones, delitos menores y arteras masacres. México es un llano vasto de hierba seca a punto de incendiarse.

¿Qué fue lo que hizo que Esteban Cervantes Delgado decidiera él sólo enfrentar al asesino, a costa de su vida? No lo sabremos.

Sartre dijo que cuando un hombre hace una elección, está eligiendo lo que él querría que eligieran todos los hombres. Si esto es cierto, Esteban Cervantes Delgado eligió el valor, el coraje y la rabia. Y el morir sólo en medio de la gente.

Mucho se escribirá sobre este abrumador episodio en el Metro Balderas. Yo me quedo con esa desconcertante decisión de Esteban Cervantes, que al fin y al cabo esos héroes discretos y anónimos son, como escribió Borges en "Los Conjurados", los que salvan al mundo.

viernes, 18 de septiembre de 2009

12 Aforismos Sobre El Fin del Presidencialismo Mexicano

-Desde el 1o de septiembre de 2009, el partido en el poder perdió el poder

-Desde el 1o de septiembre de 2009, en México el partido en el poder es el PRI

-En México,y durante los próximos tres años, la presidencia ya no manda y el que manda aún no tiene la presidencia

-El límite del presidencialismo mexicano es un parlamento con mayoría absoluta de un partido de oposición



-De Juro, el sistema político mexicano sigue siendo presidencial, y no parlamentario

-De Facto, el sistema político mexicano ya no es presidencial, y dentro de los próximos tres años, será parlamentario

-El jefe del parlamento mexicano no es un parlamentario, sino un gobernador

-El parlamentarismo mexicano es un gobernadorismo

-La ilusión del régimen parlamentario del PRI es regresar al presidencialismo dentro de tres años

-Para el PRI el presidencialismo es la fase superior del parlamentarismo

-Un viejo aforismo vuelve por sus fueros: el poder no se comparte, y eso el PRI lo sabe muy bien

-El último: todo cabe en un "Juanito" sabiéndolo acomodar

martes, 15 de septiembre de 2009

¡Denles Pasteles! (Columna en El Semanario)

De veras que quiero pensar lo siguiente: que a sabiendas que la composición actual de la Cámara de Diputados, en donde el PRI y sus aliados son mayoría, demandaría más gasto hacia los Estados y Municipios y hacia programas afines, la Secretaría de Hacienda preparó un paquete asombrosamente conservador, casi en las antípodas de lo que la economía requiere en este momento.

El razonamiento seguiría así: si mande lo que mande, el Congreso expandiría el gasto con el fin de darle a los gobernadores del PRI, especialmente a uno de ellos, más recursos de los contemplados de origen, enviemos entonces, diría Hacienda, el presupuesto más conservador posible, pues aunque enviáramos un presupuesto expansivo, los diputados acabarían por inflarlo aún más.

El cálculo de la presidencia parece ser el siguiente: forzar al PRI a hacerse corresponsable del aumento de impuestos y del ajuste fiscal y así cargar el castigo juntos: si el PRI no aprueba el paquete económico en los términos esencialmente similares a los enviados por Hacienda, entonces podría desatarse una reducción en la calificación de la deuda soberana del país, y el PAN podría culpar al PRI de la devaluación de la moneda y el alza en las tasas de interés subsecuentes.

Otro posible cálculo es el siguiente: que el PRI, temeroso de financiar el presupuesto con más deuda y déficit, sea forzado a aprobar el paquete económico con el fin de dar oxígeno a las muy apretadas finanzas estatales.

Sin embargo, la actual coyuntura que enfrentan la presidencia y Hacienda es extremadamente complicada en términos políticos. Es casi una situación de pierde-pierde. Veamos:

Es difícil asustar a los diputados o a la población con que la economía se va a ir por el caño si no se aprueba este paquete económico tal y como está. La economía ya está en el caño. Difícilmente podría estar peor de lo que está.

¿O cuantos años podríamos añadirle al récord de la peor caída en el PIB de los últimos 70 años? ¿Qué tanto peor que como está ya, se puede poner la economía? ¿Y haría una diferencia? ¿Caer 9% es significativamente que caer 7%? ¿Una caída de 7% es una economía sana y blindada, y una caída de 9% sería una hecatombe disparada por la irresponsabilidad de los diputados del PRI?

¿Será posible, de veras, que este paquete fiscal provenga de la incomprensión de que enfrentamos la peor crisis económica de la historia moderna de México, y que se quiera usar el argumento ante el PRI de que si no se suben impuestos y se recorta el gasto la situación se va a poner peor? ¿Peor que la pésima situación actual?



Me cuesta trabajo creer que el competente equipo de Hacienda sufra el equivalente al delirio de la joven reina Maria Antonieta, quien en su palacio de las Tullerías, al ser avisada que el pueblo francés tenía hambre, respondió, lacónica y caprichosa: ¡denles pasteles!, incapaz de comprender que el fatuo que ella gozaba en sus lujosos aposentos no se correspondía con la realidad del vulgo.

Si el PRI apoya el paquete fiscal corre el siguiente riesgo: cargar con el rechazo de la opinión pública y disminuir sus posibilidades de regresar a Los Pinos, apoyando un paquete que a final de cuentas, no va a solucionar lo que pretende atacar: el boquete fiscal.

El actual hoyo fiscal del sector público se debe a una caída en los ingresos, no a una expansión del gasto, y la caída de los ingresos se debe esencialmente al desplome de la recaudación fiscal, y éste último responde esencialmente a la hecatombe económica.

Me parece difícil cómo se podría diferir del diagnóstico del párrafo anterior. Eso es lo que ha pasado. Y si ese diagnóstico es el correcto, entonces el corolario es el siguiente: esta es una crisis económica, no una crisis fiscal. Incluso el problema fiscal responde esencialmente al problema económico.

Ergo, lo que se tiene qué atacar es la depresión económica (la definición de una depresión es correcta, ya no es recesión), pues ese es el origen de a caída de los ingresos fiscales y la causante del boquete fiscal.

Llegamos entonces al argumento central que quisiera compartir con los lectores: el paquete económico enviando al Congreso es tan radicalmente ortodoxo, tan extremadamente conservador, que va a ser relativamente fácil para el PRI convertir el pierde-pierde para el PAN, en un gana-gana para el partido en el poder (perdón, pero eso es lo que ya es el PRI).

El paquete económico es tan innecesariamente ortodoxo que es muy fácil hacer lo siguiente: rechazar algunos de los impuestos propuestos (en especial el IVA de 2% generalizado), y aprobar los demás; presentar un perfil de gasto un poco más elevando, y permitiendo por tanto un déficit ligeramente mayor pero sin provocar una degradación de la calificación de la deuda soberana de México sin caer por debajo del grado de inversión.

Ideas sobran, las finanzas estatales se encuentran en ua situación tan precaria, que es fácil encontrar en qué gastar en estos momentos, tan simple como pagar las nóminas de Estados y municipios que están bordeando la insolvencia.

El PRI debe de sentarse y con toda la calma hacer el diagnóstico de la enfermedad para acertar en el remedio: si se equivoca y apoya sin miramientos la actual propuesta podría agravar lo que quiere remediar, y en el camino, mermar las posibilidades de regresar a lo que ellos consideran les está escriturado: Los Pinos.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Yehuda Amichai en "Círculo de Poesía"

Al menos para mí, la vida sería distinta sin Yehuda Amichai. El dulce poeta hebreo, descubierto a la literatura occidental por otro de mis monstruos, Ted Hughes, me ha acompañado desde hace tiempo, en el día y en la vigilia.

Una tarde, reunido con los poetas de "Círculo de Poesía", Amichai salió a la conversación. Yo acababa de comprar en Houston un par de libros del poeta, entre los cuales se incluían algunos de la serie traducidos por Amichai-Hughes, y les propuse traducirlos.

Los del "Círculo" aceptaron y me puse a chambear. La verdad es que el resultado no me disgustó, y por lo que me dijeron, tuvo una buena respuesta en el cyber espacio.

Van entonces dos traducciones, de mis favoritas, para los esporádicos visitantes de este blog (la liga a mi columna de "Camisa de Once Varas" en Círculo de Poesía, está aquí).

Esta Es La Casa de Mi Madre

Esta es la casa de mi madre. La planta

que comenzó a treparla en mi niñez

ha crecido desde entonces y cuelga de sus muros.

pero yo fui arrancado ya hace tiempo.



Madre, me pariste en medio del dolor,

Y en medio del dolor vive tu hijo.

Su tristeza está peinada, acicalada,

su felicidad bien vestida.

Con su sueño se gana el pan

y con su pan, su sueño.

La precipitación promedio anual no lo toca

y los grados de temperatura pasan junto a él

como una sombra llorosa.



O madre mía, quien se presentó ante mí

con un primer trago de bienvenida

y estas palabras: ¡L’haim, l’haim[1]

hijo mío!

No he olvidado nada, pero mi vida

se ha vuelto apacible y profunda

como un segundo estrago en la garganta,

no como el primero, con labios ruidosos

chupadores y felices.



Tus pasos en la escalera

Han quedado siempre en mí

Nunca se acercan y nunca se alejan

Como latidos


Carta de Recomendación


En las noches de verano duermo desnudo

en mi cama en Jerusalén

la cual queda al borde de un hondo valle

sin despeñarse sobre él.



Durante el día doy caminatas

con los Diez Mandamientos en mis labios

como una vieja canción que uno se tararea a sí mismo.



O tócame, tócame tú, buena mujer

No es una cicatriz esto que sientes bajo mi camisa.

Es una carta de recomendación, plegada

de mi padre:

“Es todavía un buen muchacho y lleno de amor”.



Recuerdo a mi padre despertándome

para las oraciones tempranas. Lo hacía

acariciando mi frente, no jalándome las sábanas.



Desde entonces lo amo aún más

Y sólo por eso

dejad que le despierten

con amor y delicadeza

en el Día de la Resurrección

lunes, 7 de septiembre de 2009

Reuters entrevista al ex de Lehman Brothers

No tiene desperdicio. Léanla. Esta requetebuenísima.

Reuters localizó al ex CEO de Lehman Brothers, Richard Fuld, el viernes pasado, y publica esta historia justo en las vísperas del aniversario, el 15 de septiembre, de la hecatombe financiera que hundió a Wall Street.

La liga para la historia principal está aquí. De veras, es un gran trabajo de reporteros de Reuters, y el momento es perfecto.

Se Van PEMEX, Sagarpa y PGR: ¿Y La Crisis, Apa?

Pos ahora resulta que lo que no funciona en este país es la PGR, PEMEX y la agricultura.

Resulta que las centenas de miles de empleos que se han perdido y la crisis económica se deben a estos Secretarios y ellos, en un acto de justicia, vienen a ser defenestrados.



Pues resulta que lo que no funciona en este país, que lo que lo tiene en su peor crisis económica de su historia, son la agricultura, Pemex y la ley.

O a lo mejor estoy mal. A lo mejor esta presidencia está convencida que todo lo demás está bien, de maravilla, y que la economía y el empleo no son problema alguno, y que lo que verdaderamente es necesario cambiar es PEMEX, la PGR y la Sagarpa.

¡Que Dios os coja confesados!

viernes, 4 de septiembre de 2009

Oro, Acciones y Bonos Al Alza: ¡Mucho Cuidado!

No echen en saco roto esta recomendación. En serio. Este artículo se me hace de los más claros en destacar algo que es tan evidente que está mal, que me sorprende cómo no hay más escribiendo sobre el asunto.

El asunto es el siguiente: John Melloy, de CNBC publica esta nota sobre la muy extraña y completamente inusual correlación directa entre tres variables que no suelen ir nunca en el mismo sentido durante mucho tiempo: el oro, las acciones y los bonos (yo añadiría, y el petróleo).



El razonamiento es sencillo: si los bonos y el oro suben, es porque hay miedo y una creciente aversión al riesgo, y los inversionistas buscan activos seguros (bonos y oro), por sobre activos inseguros (acciones), por lo que el precio de estos últimos tiende a caer. Lo inverso puede pasar, que el hambre por el riesgo baje al regresar la confianza de los inversionistas, y las acciones suban a despecho de los bonos y sobre todo, el oro;

Puede ocurrir que ante el miedo de que la inflación resurja como consecuencia de políticas monetarias expansivas, el oro y las acciones suban, pues el oro es un refugio seguro contra la inflación monetaria, y las empresas al aumentar sus precios aumentarán sus dividendos. En este caso, quienes sufren son los valores de renta fija, los bonos.

En este Menage a Trois entonces, dos pueden ir juntos, separado del tercero. Pero que los tres vayan juntos es absolutamente impensable. Hasta que ocurrió:

Como es evidente en las gráficas que incluye el artículo de Melloy, de finales de junio a la fecha, todo ha subido: los bonos, las acciones, el oro y el petróleo. No existe forma alguna, no hay escenario económico posible, que pueda justificar que ese rally en tandem de activos tan dispares, dure mucho más tiempo.

La única explicación posible es que estamos en una trampa de liquidez, en donde hay un exceso de efectivo en el mundo, y el rendimiento del capital, tras un período de sobreinversión, es muy bajo, menor de lo que los activos financieros puedan dar, y por tanto, la liquidez está invertida en donde puede: así sea oro, bonos y acciones el mismo tiempo.

Esto sin embargo, no puede durar mucho, al menos uno de esos tres mercados se debe de caer muy fuerte en las próximas semanas: así que mucho cuidado.

jueves, 3 de septiembre de 2009

¡Feliz Cumpleaños, Crisis! (Columna en El Semanario)

Hace un año, que se cumplen este día, tararea une bella canción tradicional mexicana. Hace un año, el 15 de septiembre de 2008, dejaba de existir Lehman Brothers, el quinto mayor banco de inversión de Wall Street, y la legendaria Merrill Lynch, quien contaba con el mayor ejército de traders y operadores bursátiles del mundo (“the thundering herd”), capitulaba su independencia y se entregaba a los brazos de Bank of America.

El 15 de septiembre, mientras celebramos las fiestas patrias mexicanas, se cumple también el onomástico luctuoso de la vieja Wall Street.

¿Cuáles son los cambios que hoy, a un año de la masacre financiera están marcando la ruta de las finanzas globales?

a) el neoliberalismo está muerto: todo parece indicar que un escenario de una gran depresión global ha sido evitado. Mientras escribo esta columna el ISM ha dado a conocer su índice de difusión para el sector manufacturero, con un dato de 52.1, lo que marca una expansión en ese rubro por primera vez en 18 meses en los Estados Unidos: Datos similares surgieron el mismo día, 1 ero de septiembre en China y la Eurozona. La aversión de una gran depresión se debió a que el bagaje teórico técnico del neo-liberalismo fue botado por la borda: intervención masiva del Estado en los otrora desregulados mercados; despegue del gasto público deficitario; inyección masiva de circulante; el gobierno entrando en el capital de los bancos. Algún día los economistas lo van a entender: la dicotomía neo-liberales Vs keynsianos es falsa; depende de la etapa del ciclo en la que estemos se es lo uno o lo otro,
b) Wall Street no está muerta: esa cuna de innovación, de operación del riesgo, ese imperio del arbitraje que hace que la economía global sea cada vez más eficiente, no está muerta. Wall Strett sobrevive con otra piel y otra alma: Morgan Stanley tiene dueños japoneses; Citigroup es una oficina gubernamental; Merrill Lynch le ha dado una nueva identidad a Bank of America; y Goldman Sachs se empeña (y parece lograrlo) en demostrar que aquí no ha pasado nada, que todo fue un susto y la vieja banca de inversión sigue vivita y coleando. Los grandes hacedores del mercado siguen allí, pero algo ha cambiado: han pasado de ser los vehículos de conducción de la abundante liquidez, a cobrar gordos premios por el escaso dinero; han pasado de ser inversionistas que se quedaban con los activos que hacían para sus clientes, a ser agentes que conectan los dos lados del mercado. Wall Street es más callada, más modesta, más pobre: jugadores en China, Brasil, el mundo árabe o Europa podrán tener más dinero, pero el espíritu y la cultura del riesgo y la recompensa incubada y difundida por Wall Street, sigue teniendo su casa en la isla de Maniatan,
c) ¿eso que se ve allí, es una burbuja? El ánimo incorregible de ganar siempre más, la codicia, ese motor de la economía global, hace que los mercados tengan corta la memoria. Los inversionistas han tropezado de burbuja en burbuja: la del Nasdaq, la inmobiliaria, la de los CDOs y activos ilíquidos. De marzo a la fecha, los mercados globales han volado más del 50%, y si bien la mayoría quiere creer que el rally seguirá, muchas son esta vez las voces que advierten que las valuaciones están muy estiradas; que los valores han subido demasiado rápido; que hay que buscar valores con buenos dividendos y múltiplos razonables, que lo que vimos en China los últimos seis meses era una burbuja. Es difícil asegurarlo, pero creo que, al menos mientras la próxima ola de liquidez llegue, los inversionistas serán más juiciosos y serenos, y los mercados bursátiles, en donde las últimas décadas no se necesitaba trabajar para vivir, pues todo subía y subía, tendrá que re-aprender su oficio;
d) ¡Mamá, de grande yo no quiero ser banquero¡: como porcentaje de la economía en su conjunto, el sector financiero creció como ningún otro en los Estados Unidos en los años 90 y la primera década del 2000, hasta llegar a representar una parte anómala de la economía. Eso ya cambió y seguirá cambiando, pero el cambio tendrá enormes consecuencias: ¿las ramas hacia donde se moverán los exbanqueros serán igual o menos productivas que los servicios financieros?, ¿habrá nuevas ramas para acomodar a todos? De la respuesta a esas dos preguntas dependerá cuantó tiempo estará el desempleo en Estados Unidos por encima del 8%, y cuál será la nueva productividad de la economía más grande del mundo.
e) el nuevo centro del mundo: el debate sobre la función futura del dólar como moneda global de reserva; el surgimiento de una China adolescente e iracunda aún no preparada para tomar la estafeta de centro económico global; las vacilaciones y vicisitudes de una Europa a dos velocidades; el debate sobre si Brasil, Rusia; India y China pueden convertirse en la cola que mueve al perro y suplir a Estados Unidos como el motor económico del mundo; todas estas discusiones tienen el mismo trasfondo: ¿puede seguir siendo Estados Unidos la palanca que mueve la economía del mundo? Parece que la respuesta es no, pero no queda claro cuál es el paso siguiente: ¿puede una no democracia como China ser la líder global? Difícilmente.

De entre los varios onomásticos que observaremos este septiembre: destaca justamente ese: entramos a un período de transición largo en donde la próxima etapa aún no es clara. Y eso para México tiene consecuencias importantes, porque la generación de tecnócratas que se apropió del PRI en los 80s y que acabó por enterrarlo (y hoy, por resucitarlo) tuvieron una visión geopolítica que ya está agotado como resultado de esta crisis: su visión fue atarnos al expresso económico estadounidense, pero ese expreso descarrilado, ya no es lo que solía ser, y a la clase política le falta la visión para proponer la apuesta de México para el siglo XXI, apuesta que países como Brasil, ya están ganando.