domingo, 29 de marzo de 2009

¿En Donde Nos Escondemos De La Cifra Del Igae?

El viernes en la tarde, a las 2:30 pm, el INEGI publicó las cifras del Igae para el mes de enero. A esas horas los mercados financieros ya habían cerrado, la mayor parte de la gente iba a comer, y se aprestaba probablemente a no regresar a sus oficinas para aprovechar el viernes en la tarde. Por esa razón el dato del Igae no tuvo un impacto mayor. Pero créanme, va a tenerlo.

La cifra del Igae de enero, la cual muestra que la economía se contrajo un desastroso 9.5% en el primer mes del año deberá de ser leída, si bien a lo mejor no por el gobierno, si por los mercados, al menos de las siguientes maneras:

a) la recesión será peor de la que incluso muchos como yo, que estábamos muy pesimistas, lo habíamos imaginado. Independientemente de si el gobierno deja a un lado su metáfora del “catarrito”, esta recesión provocará una caída del PIB superior al 5% en el 2009,
b) No va a haber de otra: el Banco de México va a tener que reducir, y muy pronto, sus tasas de interés, y lo hará de manera sustantiva, reduciéndolas por debajo incluso del 5% antes del fin del año,
c) Lo anterior significará que el peso se depreciará en contra del dólar, al mismo tiempo que se reducen las reservas internacionales del Banxico y éste comienza a usar la línea de swap por 30 mil millones de dólares que tiene con la FED. No es improbable que veamos al dólar romper la barrera de los 16 pesos en los meses siguientes, y aún ir más allá,
d) El Banxico deberá de usar sus reservas y la línea de swaps de manera muy inteligente, con el fin de ordenar el desliz cambiario. Tratar de evitar una depreciación del peso es ponerle puertas al campo, más vale aceptar que, si Banxico va a bajar las tasas para evitar una mayor parálisis económica, el peso deberá de ser quien pague la factura, y con ello la inflación, no va a haber de otra en el mediano plazo
e) La inflación será mayor a la que Banxico desea, y por tanto va a haber una baja en los salarios reales, pero
f) La gran interrogante aquí es qué tanto permitirán las Afores y las grandes mesas de dinero del mercado que suban las tasas de interés de corto plazo para ofrecer tasas de ahorro positivas que desincentiven una corrida hacia el dólar


Pero lo peor de las implicaciones anteriores es el corolario resultante: a diferencia de otras crisis, como la espantosa recesión de 1995, ésta no va a ser tan fácil de resolver.

En 1995 México tenía básicamente un solo problema, el tipo de cambio sobrevaluado (el cual implicaba tros desequilibrios, pero todos se sintetizaban en ese). Una vez que México devaluó, la corrección de ese desequilibrio permitió que México se trepara al tren bala de la economía nortemaricana, la cual crecía a tasas cercanas al 5-6% anual e impulsaba al crecimiento económico más sólido de la economía global desde la post-guerra .

Ese pequeño detalle es el que va a hacer la diferencia entre la crisis del 95 y la crisis actual: el crecimiento de los EEUU, que en el 96 hizó que México retomará el crecimiento de manera espectacular, se encuentra completamente ausente en este momento, y no va a regresar en el mediano plazo.

Tomen en cuenta lo siguiente: durante los últimos diez años, casi tres cuartas partes del crecimiento económico de los Estados Unidos se debió al apalancamiento, lo que trajo por ejemplo, entre otras cosas, que hasta el 2007, el sector bancario duplicara su participación porcentual dentro del PIB.

Hoy el peso del sector financiero dentro del PIB estadounidense se ha reducido a la tercera parte, o menos, del que llegó a tener en su cúspide hace dos años. Lo anterior significa que éste sector no proveerá el financiamiento suficiente para que la economía de nuestros vecinos crezca al ritmo al que venía creciendo hasta el 2007, que ya de por sí era menor al ritmo que crecía en los años 90 del siglo pasado.

Si con los Estados Unidos creciendo al 4%, la receta económica mexicana no podía crecer más allá del 3.5%, un crecimiento apenas perceptible de nuestros vecinos (inferior al 2% anual) significaría un pálido 1-2% en términos locales. Eso en el mejor de los escenarios.

Debido a lo anterior es que los mercados bursátiles se equivocan: el rally que hemos visto después de que el Dow Jones llegó a mínimos de 12 años, a los 6,500 puntos, era de esperarse por razones técnicas, y probablemente el entusiasmo lleve al Dow a franquear la marca de los 8,000 puntos en los próximos días (aunque no es muy probable), pero aquellos que estén esperando el regreso de un “bull market”, se van a quedar esperando.

Los inversionistas tienen en la cabeza el proceso de recuperación que presenciamos en los últimos 20 años: una recesión breve, seguido de una retomada de la expansión aún más fuerte que el ciclo precedente, lo cual implicaba en términos de los precios de las acciones, que luego de un ajuste en mercado bear le proseguía un mercad bull que rompía con las cimas precedentes.

Pero no será así esta vez: dado que como mencionábamos, el apalancamiento excesivo, que fue el alimentador del grueso del crecimiento marginal de los últimos años, ya no regresará por un período muy largo de tiempo, nos dirigimos a un período de bajo crecimiento secular en los Estados Unidos, y por lo tanto, en México, a menos que descubramos lo que hemos ignorado por ya demasiado tiempo, que existe más potencial en el mercado interno y en el gasto en infraestructura del que podemos derivar de la demanda externa en estos momentos harto complicados.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Instrucciones Para Deshacerse De Un Secretario


A Luis Tellez lo pude saludar en un par de ocasiones, pero no lo conozco. Su trayectoria lo describe como un funcionario capaz, si bien no siempre con una reputación intacta. Pero el punto es el siguiente:

a) ¿Es Luis Tellez el único Secretario que ha vivido un affair?
b)¿Es Luis Tellez el único Secretario -o alto político- el cual habla mal en privado de sus compañeros de gabinete o del partido en el poder?
c)¿Es Luis Tellez el único Secretario que juega rudo contra otras dependencias de gobierno con tal de sacar adelante los proyectos de su Ministerio o personales?
d)¿Es Luis Tellez el único Secretario o ciudadano en hablar mal del gobierno y la política, y que dice en privado que Salinas se robó un montón de dinero?

Y la pregunta más importante

c)¿Es Luis Tellez el único Secretario del cual se tienen grabaciones que atestiguan a), b), c) y d)?

Creo que la respuesta a las anteriores preguntas es un rotundo no, lo cual implica que el desafortunado lance que derivó en la embarazosa renuncia de Luis Tellez a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, debe de leerse de otra manera.

Propongo la siguiente:

Incluso antes de dar a conocer las grabaciones, había muchos intereses que querían fuera a Tellez. Las indiscreciones de Tellez simplemente añadieron nombres a la lista de interesados en despacharlo del Gabinete.

Alguien, uno o varios, intereses poderosos de los sectores que la SCT abarca: infraestructura, telecomunicaciones, y la política partidista, o querían el puesto de Tellez, o afectar a Tellez mismo, por las razones que fuera, y decidieron usar las grabaciones que sólo pueden ser obtenidas -salvo la que originó el escándalo- mediante la intervención del aparato estatal mismo.

Quienes hayan apuntado y disparado políticamente sobre Tellez, tuvieron éxito en su propósito, y de paso (¿o era esa la verdadera intención?) han socavado la autoridad presidencial obligando a cambiar al responsable de la estrategia de infraestructura, justo en el momento en que ésta más se necesita.

Existe una estilo personal de gobernar, pero también un estilo partidista de hacerlo. Si esta feria de grabaciones, subterfugios, anónimos, filtraciones, y espionaje, es el estilo personal de gobernar de algunos en el gobierno, entonces de poco nos ha servido la democracia.

Repito, no tengo ningún motivo para defender a Luis Tellez, a quien no conozco, pero si tengo motivos para temer que luego de un sexenio de video escándalos, tengamos un sexenio de grabaciones escándalo, que la forma de hacer política sea, en vez del debate y el premio o el castigo al desempeño, la capacidad de usar al aparato de seguridad, inteligencia y espionaje para fines muy distintos de los que fueron concebidos.